martes, 18 de agosto de 2009

cortar los hilos


Un día, por casualidad, en esta red enmarañada que a veces te descubre almas gemelas, llegué a La Mala Hierba. Allí encontré los acertados artículos de Ana Lorenzo, que nos invitan a reflexionar, pero sobre todo a reflexionarnos.

El primero que leí fue "Lo poquito que sé de lectura, de lectores y de niños", un texto algo controvertido no sólo sobre lectura, sino sobre cómo crecen las nuevas generaciones y sobre nuestro papel como padres y educadores. No dejéis de leerlo. Me hizo pensar, y repensarme. Compartí el artículo y largas conversaciones con gente cercana, que me hicieron recordar la importancia de los vínculos con los hijos, de cosas que parecen insignificantes pero que rara vez lo son.

Desde entonces, cuido los hilos. A veces toca remendarlos. Procuro no olvidar que hay que tejer las redes a pequeñas puntadas y esperar que sus hilos sean lo suficientemente fuertes para no perdernos, pero lo suficientemente flexibles para que los míos vuelen libres. Quizás los padres sostengamos para siempre un ovillo invisible en nuestras manos, para que nuestros hijos sepan siempre volver.

Ahora voy a menudo donde crece la mala hierba, como quien acude al oráculo o a algún lugar apartado para pensar, deseando que nos encontremos algún día fuera de esta pecera-océano. Seguro que estaremos tejiendo.