martes, 5 de mayo de 2009

un poema que me regalaron

Hoy, en una charla sobre la promoción de la lectura en la escuela, Begoña Oro ha leído este poema, que yo desconocía y que me hizo estremecer y recordar lo que disfruto escuchando literatura, yo que siempre soy esa voz que lee para otros.

Relato de madrugada
En la plaza vacía está lloviendo.
Hay un único taxi en la parada.
Es tan larga la espera del taxista.
Apagado el motor,
dentro del coche hace mucho frío.
Se abre una puerta y sube un pasajero
de malhumor, cansado, con la ropa mojada.
Le da una dirección.
Al saltarse un semáforo, le abronca.
El taxista se vuelve murmurando:
Mi hijo ha muerto hace una semana.
El pasajero calla y se hunde en el asiento.
Avanzada la noche, sube al taxi
un grupo en plena juerga, y él les dice:
Mi hijo ha muerto hace una semana.
“Todos nos hemos de morir”, contestan,
entre las bromas y las carcajadas.
Acabado el trabajo, en el garaje,
se acerca a la cabina de la radio:
Mi hijo ha muerto hace una semana.
La mujer, con los ojos
enrojecidos de cansancio,
le contesta que sí mientras atiende
a las voces mezcladas con el ruido
que van surgiendo desde la emisora.

Se trata de un relato que es de Chéjov.
En él cae la nieve
y el coche es un carruaje con un viejo caballo.
Sé que el taxista no podrá dormir.
¿Y la muerte? ¿Está dentro del puño
que levanta la vida, o es el puño
en el que estamos encerrados?
En la historia de Chéjov, al cochero
le queda su caballo para poder contarle
que su hijo está muerto. De repente,
siento que todo está dentro de mí,
que el miedo ya está helándose,
y enciendo un fuego, y todos sentimos su calor,
el taxista, el cochero, tú que me estás leyendo,
yo, mis muertos y Chéjov, todos juntos
viendo caer la vida en soledad, como la nieve.
Un tren nocturno cruza, barnizado de rosa,
campos de olivos al alba.
Aquí acabo, cansado, somnolientoy misteriosamente feliz,
este poema.

Joan MARGARIT

3 comentarios:

  1. ¡Qué preciosidad de texto! muchas gracias por compartirlo y ánimo con este blog que puede brindarnos textos que nos den aliento, aún cuando sean tristes como este poema. Un beso "Gran Maga Colibri".

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  2. Yo no lo conocía tampoco, queridísima Maga. Y ha sido un placer leerlo. Es un placer leerte, ya lo sabes.

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