domingo, 15 de noviembre de 2009

Chamario

Es difícil escribir poesía. Aún más, escribir poesía para niños. Versos inteligentes, juguetones, sencillos pero no simples, que provoquen emociones sin ser ñoños. Si me preguntan, les diré que Chamario es el ejemplo perfecto. Y para muestra, un botón; quiero decir, un poema:

El tren

Por la puerta de mi casa
va pasando un tren-tren-tren.
Si se para, yo me monto
y a ti te monto también.

Sus vagones son veloces,
los viajeros no se ven.
Si se para yo me monto
y a ti te monto también.

Muchos dicen que no existe,
pero están en el andén.
Si se para, yo me monto
y a ti te monto también.

Mi abuelo cuando era niño
viajó mucho en tren-tren-tren,
después se puso viejito
contando del uno al cien.

Si se para, yo me monto
y a ti te monto también.

Chamario. Eduardo Polo. Ilustraciones de Arnal Ballester.
Ekaré, 2004.

5 comentarios:

  1. Es una maravilla de libro, que no me canso de leer.

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  2. Sí que es bonito éste. De mis preferidos.

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  3. Era Blas de Otero, aquel de las espumas, que leiste en tu programa de Radio y tanto dio que hablar. Aquello de "Horror a manos llenas". Bueno que un besu y que te quiero aunque pasen los días para-lelos.
    Immer.

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  4. ¿Pensabas que iba a ser tan fácil encontrarme? Este no es...
    Hoy releeré a Blas de Otero, para que me saque los colores. Y sí, yo también te quiero, a manos llenas.

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