Alma, un film de Rodrigo Blaas
Nunca me han gustado las muñecas. De niña supongo que sí, aunque no tengo el recuerdo de haber jugado mucho con ellas. En casa de Florentina, una vecina de mi abuela, había unas antiguas de porcelana con los ojos muy grandes, que se abrían y cerraban al acostarlas. Verlas me daba escalofríos, y desde entonces ese tipo de muñecas me dan miedo. Y más aún, después de ver esta excelente película.
es bárbaro!!! que miedo!!! mamááááááá!
ResponderEliminarSi que da miedo, también un poquito de claustrofobia...
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