Pero el caso es que algo, que yo llamaré conjuro, hizo que estas dos mujeres se cruzaran en mi camino y llenaran la librería y mi vida de magia y energía creativa.
Primero llegó Beatriz Sanjuan, cuando el local todavía estaba en obras. Yo estaba dejándome los dedos intentando montar esa alga maravillosa que se desparrama desde el techo separando el espacio de taller del espacio de venta. Ella entró, algo tímida, y se presentó. El director de mi proyecto final del máster le había hablado de mí, de la librería. Volvió, muchas veces, cada vez con más frecuencia. Con sus hijos, sola. Siempre acababa contando un cuento a algún niño en el sillón rojo. Me maravillaba -todavía lo hace- esa capacidad suya de conectar instantáneamente con los pequeños, especialmente con los bebés. Hablábamos de libros, y yo siempre estaba deseando que apareciese por la puerta para compartir con ella mis nuevos descubrimientos. Todavía lo estoy.
Al poco tiempo apareció Olalla Hernández. La primera vez vino de espía, como ella cuenta aquí. Luego volvimos a encontrarnos en un curso que yo organizaba. Ella era ponente y me dejó con la boca abierta con su forma de ver el mundo, la literatura. Pronto empezamos a colaborar impartiendo formación aquí y allá, de Gijón a Guatemala. Entre tanto viaje, nos hicimos amigas.
Fueron pasando los meses, los años. Cada vez hacíamos más cosas juntas: talleres, cursos, el trabajo como editoras de Intermón, los proyectos de promoción lectora, los escaparates. Ay, los escaparates. Merecen una entrada propia, supongo. Mientras me pongo a ello, aquí podéis disfrutar del último, fotografiado por Nafría.
Un día descubrimos que nos encantaba trabajar juntas, que nos complementábamos y nos multiplicábamos. Y así nació TresBrujas.
Ahora no me imagino la librería sin ellas, la verdad. No sería la misma. Ni yo tampoco.
Feliz día de los enamorados, amorcito.
ResponderEliminarEsto que has escrito es precioso.
jo, qué guay!
ResponderEliminarHermosa experiencia, bellamente contada... Lo mejor de vender otra voces, es probar que las nuestras saben y tienen mucho que contar también...
ResponderEliminarAbrazo sincero desde la distancia
qué bonito esto que has contado, aunque lo leo con algo de retraso, la verdad que es tan tan bonito, me alegra que la vida os haya puesto ese punto de encuentro tan especial que es tu librería. felicidades a las tres por hacer tanta magia.
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