También me gustan las cajas de artista: en ellas guardan sus pequeños universos. Algunas me gustan tanto, que alguna vez deseé vivir allí. Creo que podría pasarme horas mirando al horizonte frente a la ventana de esta caja de Cornell, Toward Blue Peninsula.
La semana pasada recibí en la librería un libro nuevo: Kassunguilá, de Monique Zepeda, editado por Fondo de Cultura Económica. Ya lo había visto en la Feria de Bolonia, pero entonces, un poco saturada con tanta belleza, preferí esperar a tenerlo en la tranquilidad de mi espacio, bajo la nube.
Llevaba días dormitando a mi lado. No me cansaba de contemplarlo, de acariciar sus páginas, sin atreverme a sumergirme.
Anoche probé a mojar la punta del pie, y ya no pude resistirme. Ahora me asomo a cada rato a los complejos universos que componen sus ilustraciones: cajas habitadas por el pez protagonista, cajas que cambian como cambia nuestra percepción del mundo cuando nos dejamos llevar por los estado de ánimo, por las mareas de las emociones que flotan en el ambiente, de los acontecimientos que estallan a nuestro alrededor. Cajas que contienen el mundo exterior e infinitos mundos interiores.
Y así, llevo días navegando, yo que siempre preferí contemplar el mar desde la orilla. Porque leer Kassunguilá es como viajar en una caja multicolor, mecida por el mar poético del texto, preguntándonos si queremos llegar a Ítaca, o si la magia reside en prolongar el camino.
(Reseña publicada en la revista Educación y Biblioteca, en Septiembre-Octubre 2009)
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ResponderEliminarey! lo encontré el otro día y dije, "pa mi pecera"... me encantan las ilustraciones, son una pasada!
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